MI PRIMER AMOR

Ha llegado por fin la decisión más importante que le puede corresponder a una chica: mantener relaciones sexuales con el chico que le hace sentir todo tipo de emociones en el cuerpo.

Esto realmente no ha sido algo que ocurre de la noche a la mañana, bien si es cierto, que desde que somos novios, él sutilmente ha estado insinuándome que es lo que le gustaría hacerlo conmigo. Recuerdo primeramente aquellos besos apasionados, los que me daban mucha timidez porque jamás había besado a un chico, sin pensar que en realidad lo estuviera haciendo bien o que él pudiera rechazarme o finalmente el que diría si no lo hacía a la altura de otras chicas que habían sido su novia.



Una pasa viendo muchas películas románticas, o las telenovelas que veía mi madre, lo cierto, es que había una inseguridad para dar ese primer beso de amor. El fue quien tomó la iniciativa en ese baile, cuando me dijo que tenía algo que decirme y me llevó afuera, en el estacionamiento y me confesó que yo le gustaba y me pidió que fuéramos novios. Claro que yo venía sintiendo muchas maripositas en el estomago, y esa noche fue la mejor de mi vida. El sin aviso alguno, seguro que vio alguna chispa en mis ojos y una sonrisa tapizado con mis frenillos, y me imprimió ese beso con los labios abiertos, mientras yo solo cerré mis ojos y la húmeda de su lengua dentro de mi boca, me hacía cosquillas pero algo dentro de mi me hizo sentir bien.

El enamoramiento fue como un rayo, luego de ahí, no dejaba de pensar en él, en esa noche, esperando que amaneciera para volverlo a ver en el colegio; me quedaba quieta mientras él hablaba, fuera conmigo o con sus amigos. Cuando él presentaba un trabajo oral frente a la clase, yo estaba hipnotizada mirándolo, y no había nada más a mí alrededor. Mis amigas, me lo decían, que parecía una tonta mirándolo detenidamente o riéndome por cualquier cosa que él dijera, que me parecía divertido, o contagioso porque él se sonreía. Pero sus comentarios no me interesaban ni los tomaba en cuenta. Llevaba un diario donde comentaba lo que acontecía en nuestros encuentros.

Íbamos al cine tomados de la mano, y yo era de esas chicas, que veía todo aquello muy cursi, lo confieso, ahora me había tocado a mi, y me sentía súper importante cuando él comenzó a llamarme “mi princesa”, y mientras veíamos la película, él me daba unas cuantas palomitas en mi boca, y yo hacía lo mismo como un juego. Lo mismo ocurría con la bebida, donde él era quien le colocaba la pajilla y me lo ofrecía caballerosamente. Era muy lindo. Luego íbamos a jugar a los juegos electrónicos en la mesa de ping pong electrónico, o me acompañaba a que bailáramos en otro juego de plataforma al ritmo de una melodía escogida y siguiendo los pasos de las luces en el piso. Pero lo que más esperaba en cada intervalo de nuestras aventuras eran sus besos. Al inicio los esperaba para no sentirme como una chica desesperada, así que cuando él me los daba, yo aprovechaba para usar mi propia pasión traducida en besos apasionados, y fue una tarde, semanas después que me lancé a utilizar por iniciativa mi propia lengua que comencé a manejar con mucha propiedad, ante el asombro de él.

No hay como la práctica que hace la perfección. En mi caso era mi primer novio, él ya había tenido dos novias anteriores quienes yo conocía, pero aparentemente al igual que yo, esta era su relación más bonita y estable que haya tenido. Mis padres no vieron con buenos ojos el inicio de esta relación, ya que según ellos iba a distraerme de mis deberes escolares. De cierta forma tenían razón, porque mi concentración estaba siempre recordándolo a él, tenía la imagen de su rostro en mi mente. Ambos nos habíamos intercambiado nuestras fotografías. Y cuando trabajaba en mi computadora, ahí tenia como fondo de pantalla su bello rostro.


En las platicas con mis amigas, siempre él estaba en mi mente que a veces no ponía atención lo que ellas me decían y estaba pendiente de mi celular si él me llamaba, que a veces le preguntaba a ellas que si habían escuchado el timbre de mi celular, y lo sacaba de mi bolsillo y lo revisaba. Eso era una constante donde estuviera, y claro, cuando al fin me llamaba, pasábamos horas conversando cosas que para muchos serían sin sentidos; pero para nosotros eran temas muy nuestros. Creo que nos decíamos las palabras te quiero ó te amo, más de cien veces; que yo era lo más lindo que le había pasado en su vida o que él era el chico más lindo, y lo mejor de todo, que ambos nos confesábamos que él uno no podría vivir sin el otro, claro, hasta que la batería del celular aguantara o que mi madre llegara a decirme que apagara la luz del dormitorio y apagara la luz.

Nuestras conversaciones las llevábamos al extremo de chatear en la computadora por horas los fines de semana y en las noches. Para estar sola con él, bloqueaba a otros amigos que se conectaban o simplemente me conectaba como no disponible o desconectada, pero lo cierto que sólo quería estar conversando con él, aunque solo fuera para mirarlo detrás de la camarita o comenzar a planificar nuestro futuro los dos juntos. El me exponía a veces sus problemas con otros amigos y yo le daba mi punto de vista, y me alegraba cuando decía que yo era muy inteligente y que le gustaba una chica así y más ser su novia.


Ay debo confesar, lo celosa que soy, porque la primera vez que lo sentí fue en una fiesta del colegio, y mientras él se fue a traer unas sodas, vi que una delas más presumidas, y que mis amigas y yo teníamos tildadas como una “come chicos”, se le aproximo coquetamente a él para hablarle tonteras, así que me levante inmediatamente y me fui a donde él estaba, y lo abracé y con una mirada de tigresa, le increpé que hacía por ahí, si se había perdido, ante la sonrisa de él. Ella, me dijo que no fuera tan agresiva, y solo le amenace que buscara vida a otro lado; lo cual entendió y se marcho. El como premio a defender lo que uno más ama, me dio un fuerte beso, que me gustó.

Así fue el esto de ese mes, cada vez que lo veía conversar con alguna chica que conocía o que fuera de otro curso, me moría de celos, que deseaba llegar hasta donde ellos estaban y jalarle los cabellos a esa intrusa o bofetearle esa linda cara, para botarle los dientes, pero me aguantaba para no hacer escándalo delante de él, pero luego se lo decía lo que me molestaba de esos encuentros y su comportamiento delante de las chicas, muy simpático, y él solo se limitaba a decirme que yo era la única chica en su vida, y eso me hacía sentir muy bien, que ponía fin a mis reclamos, pues tampoco era que él estuviera coqueteando con las chicas, sino que ellas eran quienes lo hacían descaradamente.

Finalmente mis padres terminaron por aceptar nuestra relación, y así mi madre y mi Papá llegaron a conocerlo, verlo más seguido por casa, y que se quedara a almorzar o cenar, y dejar la casa a una hora establecida por mi madre para que viniera a visitarme. Luego yo fui a su casa para conocer a sus padres y la experiencia fue bonita, me integre muy bien con su familia, y ante una salida con ellos, mis padres me daban permiso para acompañarlos, y pasábamos un momento súper el día completo, con sus hermanos y sus papás. 

PROXIMO: LLEGO EL GRAN MOMENTO

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